Nosotros sí: más de un millón y medio. Cuando acaban su vida útil, el 90% de ellos son transportados al vertedero, donde se entierran o incineran, contribuyendo así al deterioro del suelo, a la emisión de grandes cantidades de CO2 a la atmósfera y, claro está, a la degradación del planeta. Debido a su composición y a su gran volumen, estos productos pocas veces se reciclan y, cuando esto pasa, se utilizan procesos químicos que no son inocuos para el ecosistema.
Pero en RECYPUR®, además de cuestionarnos las cosas, tomamos acción. Por eso, decidimos buscar nuevas formas de alargar la vida del poliuretano en desuso sin dañar el medio ambiente. Después de cinco años de investigación, dimos con la solución: el reciclaje mecánico del principal componente de los colchones, el poliuretano. Un proceso que, a diferencia del reciclaje químico, no utiliza medios ácidos para la recuperación de este elemento, evitando contaminantes y convirtiendo el poliuretano en una materia prima totalmente circular.
Para entender qué es el reciclaje mecánico del poliuretano, primero es necesario saber en qué consiste el reciclaje químico de este material. Un proceso que añade una nueva problemática a la crisis medioambiental: la contaminación que genera este sistema de reciclaje. Y es que, para la extracción de los polioles que servirán para crear nuevos colchones y materiales, la espuma de poliuretano se somete a una serie de reacciones químicas que contribuyen a la degradación del planeta.
El reciclaje mecánico, por el contrario, convierte la espuma de poliuretano en una nueva materia prima de forma limpia y sostenible, sin dañar en ningún momento el entorno natural y sin perder ninguna de sus propiedades. Aunque el proceso es extenso y contempla varias fases más, se podría resumir en cuatro etapas: